No siempre la lectura de un libro es lo amena que esperábamos, a veces parece un castigo a algún crimen que ya habíamos olvidado, en resumidas cuentas que tenemos entre manos un “ladrillo”.
Personalmente no me ha pasado mucho, pero a Tom Bendtsen, parece pasarle en cantidades industriales, pero creo que le ha encontrado una solución imaginativa.
Pinchando en su nombre podéis ver más ejemplos de su obra. Y esperemos que nadie más se encuentre tantos “ladrillos” entre sus libros... por lo menos entre los que depapel edita.
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